EEUU quiere una jubilación a la europea Aspira a un mayor estado de bienestar
POR JOSÉ LUIS DE HARO.
Las opciones de cara al ahorro para la jubilación se multiplican en la
'tierra de las oportunidades'. La diferencia principal con respecto a
Europa es que la garantía a un retiro ?seguro? viene del lado de las
compañías y no del Estado que tan sólo cubre aquellos planes creados
para desempleados o trabajadores cuyas empresas no garantizan estos
vehículos de inversión
En la que fuera tierra prometida del capitalismo, la clase media, pilar
fundamental del sueño americano, sigue desapareciendo con el paso
del tiempo hasta el punto de que ya no representa a la mayoría de
adultos del país.
Una peligrosa dinámica que no sólo incrementa la brecha social, sino
que también crea distorsiones de cara a la jubilación y las pensiones de
las generaciones venideras.
En un momento en que el 68 por ciento de los ciudadanos entre 25 y 64
años dice no ahorrar lo suficiente para su jubilación y se estima que uno
de cada cinco estadounidenses morirá endeudado, los paraísos
decadentes de los jubilados norteamericanos, como Sarasota o Venice
en Florida, ven amenazada su existencia.
Es una realidad que el ciudadano medio reduce a marchas forzadas su poder adquisitivo de cara a su retiro.
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Una peliaguda situación en la que la propia Administración Obama ha
intentado aportar su granito de arena a través de planes de jubilación
respaldados por el gobierno.
Una medida que el propio presidente
introdujo durante su discurso sobre el ?Estado de la Unión? el año
pasado y cuyo impacto ha sido limitado, dada su baja rentabilidad.
De hecho, los más de seis años de política ultraacomodaticia con los
tipos de interés entre el 0 y el 0,25 por ciento tampoco han ayudado a
mejorar la situación, pese a servir de bálsamo para superar la Gran
Recesión.
Si asumimos que mi tasa de ahorro anual es un 10 por ciento de mi
sueldo (la media más extendida entre los americanos) y que hasta
ahora no he destinado ni un centavo a mi pensión, el día de mi retiro mi
cuenta total se quedaría corta... y mucho... con tan sólo 523.016 dólares
para ser exactos.
Es decir, sería necesario que a partir de ahora dicha tasa de ahorro se
duplicara para lograr dicho objetivo. Una situación familiar para muchos
estadounidenses.
"Dependo de la herencia de mis padres", bromea K. Huber,
presentadora de televisión y madre de un niño de poco más de dos
años. Con 41 años y un sueldo anual que supera las seis cifras, esta
periodista graduada por la Universidad de Columbia y actualmente
autónoma, ha intentado seguir a pies juntillas la lección inculcada a las
generaciones más recientes, es decir, ahorrar por lo menos el 10 por
ciento del sueldo anual en un plan de pensiones.
Sin embargo, tras la llegada de su pequeño, reconoce que su plan para
la jubilación "ha pasado a un segundo plano, especialmente siendo
madre soltera".
Huber no duda en recalcar que durante los últimos tres
años le ha sido imposible alcanzar su objetivo de ahorro, teniendo en
cuenta el coste de vida que implica vivir en Manhattan, donde el
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alquiler de su piso de dos habitaciones sobrepasa los 4.000 dólares
mensuales.
A ello, hay que sumar el coste de vida diario, el seguro médico, la
comida y guardería, que en la jungla de asfalto bien puede sobrepasar
los 1.500 dólares al mes.
Como muchos otros estadounidenses de su generación, Huber no tiene
expectación ninguna de recibir ni un centavo público, pese a su
cotización a la seguridad social estadounidense.
Según su condición de autónoma, alrededor del 15 por ciento de su
sueldo está destinado a estos menesteres, que incluyen servicios de
salud para pensionistas como el Medicare.
"Me gustaría pensar que ganaré algo tras años cotizando a la seguridad
social, pero tengo que ser realista", reconoce J. Ruffalo, directivo de una
multinacional estadounidense con una capitalización bursátil de 184.300
millones de dólares.
En su caso, contrario al de Huber, su aportación a la seguridad social se
limita al 7,5 por ciento, ya que al ser un empleado a tiempo completo,
su compañía cubre el resto.
A sus 42 años asegura que gracias al espíritu ahorrador de sus
progenitores comenzó oficialmente a prepararse para su jubilación a los
22 años, recién graduado de la Universidad de Brown. Desde entonces
tuvo claro que el gobierno "nunca me ayudaría" y de ahí su
concienciación sobre este asunto.
"La gente de mi generación, con menos de 45 años, no tienen un
colchón cuando se trata de su jubilación", apunta.
Además recuerda que en Estados Unidos "ya no se trabaja 40 años para
la misma compañía como ocurría en el pasado, ahora es frecuente
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cambiar de trabajo cada 3 ó 5 años, especialmente entre los 30 y los 40
años".
El cambio de mentalidad
Las pensiones se la juegan en los mercados.
Como ocurre en muchos países europeos, el estadounidense medio
simplemente tenía que conseguir un empleo a tiempo completo y
estable, trabajar durante décadas, a ser posible para la misma
compañía, jubilarse y cobrar los cheques mensuales.
La pensión de su empresa y sus aportaciones a la seguridad social
suponían un colchón más que cómodo para asegurarse una vejez libre
de ataduras. Por aquel entonces, un ahorro colateral ponía la guinda a
un jugoso pastel que, en la actualidad, se ha desmoronado por
completo.
A día de hoy, la mayor parte del corporate americano ha dado
carpetazo a los tradicionales planes de pensiones que garantizaban un
pago fijo regular a sus empleados durante la jubilación.
"La Seguridad Social en Estados Unidos lleva sin cubrir con sus ingresos
los beneficios que otorga a los pensionistas desde 2010", manifiesta,
indicando que esta brecha se complementa con fondos de reserva.
EEUU quiere una jubilación a la europea Aspira a un mayor estado de bienestar
Reviewed by Omayara Mañan
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20:32:00
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