Barahona donde la vida humana no es bien valorada.
Por FELIX BETANCES.
Valorar la vida humana debe ser el punto principal entre las prioridades de un pueblo en cualquier parte del mundo, cosa que paradójicamente ocurre en nuestro pueblo por el que a juzgar por los hechos, acontecimientos y actitudes de sus autoridades, todo parece indicar que es cosa de segunda o tercera importancia.
No es necesario hablar mucho para enunciar esta triste realidad por lo que trataremos de explicarlo en pocas palabras y hacer así más fácil su entendimiento.
Cuando la autoridad no asume el papel que le corresponde frente al pueblo que de ella espera la búsqueda de la solución a sus problemas o necesidades; esto se convierte en una “soberana maldición”, para quienes ven con impotencia destruirse sus esperanzas, mientras los responsables se hacen los indiferentes.
El caso más latente es el de la intersección formada por las Avenidas Luperón con Av. Dr. Antonio Méndez, al lado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo Centro Barahona, ésta ultima construida hace algo más de un año y sin haber sido inaugurada y habiéndose convertido en un alto peligro debido a la oscuridad reinante en la misma, que permite la fácil comisión de actos delictivos, siendo la segunda Obra que se construye en Barahona, sin que ni siquiera sea inaugurada; la primera lo fue el Parque Litoral María Montez, hoy convertido en un simple defecadero.
Pero, el peor de los peligros consiste en la ausencia de un Semáforo que permita la regulación del numeroso tránsito que allí se origina y que por falta del mismo, así como de algún Agente de la Digeset que haga sus funciones, (parece que en Barahona no los hay), lo que ha ocasionado numerosos accidentes en los que han resultado personas muertas, tal es el caso del destacado deportista barahonero conocido como Mesié, así como decenas de personas heridas de diferentes consideraciones.
Las autoridades en forma olímpica, han rebotado la responsabilidad y el compromiso de resolver la situación, lo que deja en la población, mucho disgusto y desesperanza, dando motivos y razones para que la gente se pregunte: ¿Y para qué tenemos autoridades?.
Pero eso no es lo único, estamos en un pueblo donde a diario escuchamos los gritos al cielo de una población que clama por agua, por energía eléctrica, por falta de recogida de sus basuras, por el maltrato de la Policía a ciudadanos, al igual que de los miembros de la AMET hoy DIGESET, por la delincuencia (robos, atracos) y otros males.
Aquí solo resta pedirle a Dios que meta su mano por un pueblo que a juzgar por lo antes dicho, luce con un futuro color de hormiga como dice el pueblo llano y que en consecuencia, haga despertar a quienes nos representan o tienen el compromiso de hacerlo y que no lo asumen con la debida responsabilidad, para ver si este panorama cambia para bien de todos.
Porque en caso contrario, habría que repetir el refrán popular que dice: “Si ésta soga no se rompe o este nudo se desata, nosotros iremos a parar, adonde el dueño de la vaca”.
Mientras tanto, estaremos escuchando la canción de Alberto Cortés titulada “ POBRE MI PATRON”.
Barahona donde la vida humana no es bien valorada.
Reviewed by Omayara Mañan
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