La violencia en azul y rosado.

 Por Dannerys Arias Ramírez.-

El problema de la violencia contra la mujer muchas veces radica en la crianza, estamos criando niñas que le regalamos juego de cocina, artículos de limpieza, muñeca; mientras a nuestros niños le estamos dando pistola, camuflaje, trajes de súper héroes y villanos, de ahí la sumisión de la mujer y la agresividad del hombre.

Pero todos sabemos que esa discriminación no es de ahora, recordemos que el color azul para los varones y el rosado para las mujeres viene de la edad media; por la razón de que cuando nacía un niño se le adornaba con colores azules porque el varón era semejante a la inmensidad del cielo, de las alturas; contrario a cuando nacía una niña, se adornaba con color rosado, debido a que era típico del color de la piel, ósea que no nació nadie solo un simple ser humano y lamentablemente muchas personas siguen esa costumbre sin saber sus orígenes.


Enseñamos a nuestras niñas ser respetuosa con el hombre de la casa, pero aplaudimos cuando el niño enamora más de una niña y le decimos “jjj cuiden sus gallinas que mi gallo anda suelto”, sin enseñarles el respeto a su pareja, a la fidelidad y que tiene que ser respetuoso con las niñas.

Y hay veces que también que criamos a las niñas como princesas débiles y delicadas por el exceso de complacencia y la delicadeza que se requiere, pero al niño le educamos de forma áspera con manos dura para que se vuelva un verdadero hombre (supuestamente); y cuando llega el día que se juntan ambos ya ustedes saben; de un lado una delicada princesa (victima) y de un lado una bestia (asesino); resultado: la bestia se come a la débil y delicada princesa. Por eso creemos que todo tiene que tener un balance, la familia tiene que enfrentar los temas de manera real, no fantasiosa ni delicada.

Muchos padres dejan a expensa de los esposos cuando se embarazan tan joven y se desentiende de su rol como padres, las dejan sin protección familiar, cortan todo vínculo afectivo porque entienden que ya es de su marido y de nadie más, y es por esa dependencia que el esposo inmaduro comienza a ver a su mujer como objeto o propiedad de él, y ella al no tener más opción de vida y estar dependiendo solo de él, se vuelve sumisa y vulnerable a los maltratos tanto físicos como psicológicos o verbales por parte del esposo.

Siempre he dicho que todo comienza con un rasguño, con una empujada, con una galleta o trompada, pero termina con una puñalada o un tiro; lo mejor en el hogar es tratar de no llegar a la agresión física por más simple que sea, porque el día que una mujer levante la mano o el hombre levante su mano se perdió el respeto en el hogar.


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